Mi ciudad un filón

Si es cierto, es inigualable. Si cualquier ciudadano tiene como máximo anhelo dar un buen pelotazo, ha de venir a mi ciudad, donde la poca vergüenza y chulería no tienen limites.

Este mensaje va dirigido a especuladores sin escrúpulos, constructores salvajes y demás depredadores. Miren, entren y compren un buen trozo de bosque protegido por ley donde nunca edificaran, que el honorable ayuntamiento le recalificara una zona verde en un paraje inmejorable, sin tasación ni valoración alguna. Le ofrecerán un buen trato por ese enorme pedazo de bosque. La tajada será impresionante. Por cierto en esta ciudad las coincidencias son de carácter mítico, pues los implicados son siempre los mismos.

Se cierra el círculo y echa a rodar, seguirán buscando nuevos bosques, espacios de equipamientos que canjear o cambiar. No les importan las personas, ni sus problemas. Su único pensamiento y preocupación esta en el peso de su cartera y su futuro incierto, pues cuando se superan los limites de la prepotencia habitual, se atraca en el puerto del fracaso.

Otro día hablaremos del puerto y los amarres, donde esta anclado un gobierno, y sus euros, aunque siempre queda la esperanza que los ciudadanos los echen a todos de una vez, y así poder retomar políticas para la gente y no para los bolsillos de unos pocos amigos del régimen.